Este invierno en el norte de España ha sido muy seco, tres meses sin caer gota de agua, con unas heladas muy fuertes; lo que ha provocado que no existiera floración en el mes de febrero y marzo. Esta falta de polen ha provocado una mortandad de las colmenas que en algunos lugares ha llegado al 80%, por lo que la cosecha de miel del año 2012 será muy escasa.
Años meteorológicamente malos como el actual, provoca el consiguiente estrés nutricional en las colmenas que lleva a su muerte por no poder alimentar las crías con polen.
La pérdida de población en las colmenas por
estrés nutricional no es un hecho nuevo en apicultura. Josef Rivas, en su libro
“Antorcha de colmeneros”, editado en Madrid en 1807 ya habla de la mortandad de
colmenas por falta de polen. En Australia ha habido problemas semejantes a
finales de los años 70 (Kleinschmidt y Kondos, 1979). Y en Estados Unidos, en
California, en 1987-1988, y en Florida, en 1985-1990. Para estas zonas Sanford
(1990) cita el denominado “estrés de decadencia acelerada, SAD = Stress
Accelerated Decline”.
La falta de polen provoca que no haya cría.
La inmensa mayoría de las colmenas afectadas por el Síndrome de Despoblamiento
de Colmenas (SDC) o CCD (Colony Collapse Disorder) que hemos revisado
entre 2004 y 2007 no tenían reservas de polen. La primavera del 2004 fue muy
lluviosa, y las colmenas, aunque comieron y criaron bien, consumían los días de
lluvia lo que entraban los días soleados. Acabaron la primavera con abejas pero
sin reservas. Luego el verano llegó de repente, con fuertes temperaturas y una
larga sequía. No hubo otoñada. La vida de las abejas oscila entre algo más de
un mes en épocas de floración y unos 3 o 4 meses en la época sin floración. Si
no hay renovación de la población de las colonias en la otoñada éstas entran en invierno con abeja vieja, incapaz de
sobrevivir todo el invierno hasta la siguiente época de floración, y de cría,
que rejuvenezca su población.
Algunas pocas colmenas afectadas por el SDC
tenían algo de polen, pero identificado microscópicamente resultó ser de
girasol (Helianthus annuus) o de compuestas (cardillo ovejero, uvero, Carlina
spp). No todos los pólenes tienen el mismo valor dietético. Schmidt (1987),
en Arizona, midiendo la supervivencia de las abejas alimentadas con diferentes
pólenes, en condiciones de laboratorio, estimó con el polen de compuestas una
mortandad del 75% de las abejas entre los 6,4 y 22,1 días de media (según con
qué compuesta: alcachofa, cardo, chilca, diente de león); mientras que las
alimentadas con mezclas de pólenes llegaron al 75% de mortandad entre los 48,6
y los 53,5 días, de media. Más recientemente Somerville (2001) analizando
contenido en lípidos (grasa) de los pólenes del SE de Australia encontró
variaciones desde el 0% en algún eucalipto hasta el 5,8-7,1% de media en
crucíferas (jaramagos, mostacillas, rabanillos…).
La falta de polen o su mala calidad
alimentaria para las abejas también hace que estas estén bajas de vitaminas,
proteínas y grasas. Paes de Oliveira y Da Cruz (2003) observan que la mayor
parte de la reserva de estas sustancias las adquieren las abejas en su fase
larvaria, y las acumulan en unas células especiales, los trofocitos que forman
el tejido graso. Una alimentación deficitaria en polen (o en la calidad de
éste) en la fase de cría significaría, pues, menos oportunidades de
supervivencia para esas abejas, sobre todo si las condiciones alimenticias
posteriores no mejoran. Cuando las larvas se convierten en abejas también hay
acumulación de esos nutrientes en esas células, bien absorbidos en la digestión
o bien fabricados por los trofocitos con fragmentos de otras sustancias.
Cuando las abejas no consumen proteínas
(polen), su cuerpo intentará sacarlas de donde sea, y una fuente de ellas, como
está demostrado para otros seres vivos, son sus tejidos menos importantes que
tengan esos compuestos: primero los músculos, luego el tejido digestivo, que
tienen capacidad regenerativa
En las colonias SDC se han detectado abejas más pequeñas de lo normal
(pérdida de tejido muscular) y daños en el tejido digestivo, similares a los
provocados por ataque de Nosema sp. Fuente: http://www.abejasdavila.com/Sindrome.pdf
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